Confederación General del Trabajo
de la República Argentina
SIN MERCADO INTERNO NO HAY DESARROLLO POSIBLE.
Para el gobierno de Mauricio Macri la clave de la recuperación económica, la palanca del progreso era la “confianza” que generaba el cambio de gobierno; el círculo virtuoso de inversiones y desarrollo se iniciaría de inmediato en cuanto los inversores percibieran los primeros anuncios, rápidamente la inflación se ubicaría en niveles razonables y la Argentina se insertaría nuevamente en el mundo.
La realidad nos devuelve hoy una imagen bastante distorsionada de aquellos anhelos y después de más de un año de gobierno las únicas inversiones que han llegado a nuestro país son las financieras.
La declamada confianza sólo produjo ganancias especulativas y la llegada de capitales en busca de una renta rápida y segura.
Los planes de infraestructura del estado, uno de los motores principales de la economía quedan sólo en anuncios e intenciones y el efecto negativo sobre el empleo se percibe en la calle y lo corroboran mes a mes los números oficiales.
La caída del consumo y la pérdida del poder de compra del salario por efecto de una inflación alta y sostenida, agudizan la desigualdad social creciente.
La falta de una política industrial estratégica, clara y consensuada, impide regular de un modo inteligente el ingreso al país de mercaderías e insumos, distinguiendo entre aquellos que resultan útiles y necesarios para el desarrollo de nuestra industria nacional, de aquellos que expulsan mano de obra y profundizan la exclusión social.
Hoy nuevamente, viejos agoreros del liberalismo, declaman en las tribunas que resulta necesario ajustar el mal llamado costo laboral para favorecer la competitividad y contener los salarios para detener la inflación.
Desde la CGT rechazamos ambos planteos.
Los costos laborales no salariales son ni más ni menos, que los beneficios sociales adquiridos con años de lucha y sacrificio destinados a mejorar la calidad de vida de los trabajadores y sus familias. Vacaciones pagas, licencias especiales, jornada de trabajo limitadas, licencias por enfermedad, fondos para capacitación, formación y salud, programas de la Seguridad Social, en definitiva salario diferido.
El crecimiento del salario real resulta imprescindible e impostergable, es el motor de la economía, el sostén principal del mercado interno y el primer eslabón en la cadena del desarrollo social y económico.
No vamos a cesar en su defensa. No nos confunden con discursos añosos y descartados hoy en todo el mundo.
Para crecer económica y socialmente, es necesario reorientar la política económica privilegiando el desarrollo de un mercado interno fuerte y expansivo, el crecimiento real del poder de compra de los salarios, fomentar las inversiones productivas e impulsar un plan de infraestructura nacional que atienda a las economías regionales.
Reclamamos correcciones en la orientación de la política económica, industrial y comercial del país. Priorizando el sostenimiento del empleo, el crecimiento del mercado interno y el desarrollo industrial.
Por todo ello reclamamos:
Un programa industrial que tenga como ejes la sustitución de importaciones y el desarrollo estratégico de aquellos sectores que puedan posicionarnos de un modo ventajoso en el concierto de la economía global.
Una política comercial que impida el ingreso de productos e insumos innecesarios introducidos con dumping social y económico y al mismo tiempo, favorezca el ingreso de productos e insumos útiles para el programa industrial, el mejoramiento de la calidad de vida y el impulso del mercado interno.
Una política económica orientada hacia el crecimiento del empleo y el poder de compra de los salarios, jubilaciones, pensiones y beneficios sociales.
Un programa destinado a contener la inflación con metas anuales y que ataque las verdaderas causas de los aumentos de precios.
Poner en marcha un plan estratégico de infraestructura nacional con énfasis en las economías regionales, con metas y tiempos de ejecución claros.
Consejo Directivo de la Confederación General del Trabajo